jueves, 24 de marzo de 2011

Víctor José Maicas. Artículo.



¿NO SIENTEN VERGÜENZA LOS MANDATARIOS MUNDIALES?

    La verdad es que, lógicamente, esta es una de esas preguntas que sólo ellos pueden contestar, pero lo cierto es que tanto a mí como a muchos otros ciudadanos nos produce vergüenza ajena su forma de actuar. Pero quizá incluso más que vergüenza, lo que nos produce es rabia e indignación ante lo que parece más bien hipocresía ante unos determinados intereses económicos y estratégicos.
     Pero en primer lugar, y para que no hayan interpretaciones malintencionadas ante lo que voy a decir, diré que me alegro enormemente de que por fin se hayan activado todos los mecanismos para derribar a un cruel dictador como lo es Gadafi. Sí, celebro que en apenas veinticuatro horas tanto la ONU como la mayor parte de los mandatarios mundiales con algún peso específico se hayan decidido a hacerle frente, algo que por otro lado hubiesen podido hacer hace ya varios años. Pero bueno, hay un refrán que dice que “nunca es tarde si la dicha es buena”.
    No obstante, y una vez aclarado este punto, ¿por qué no actúan de igual forma ante todos aquellos que presumiblemente vulneran también los Derechos Humanos? ¿Por qué es ahora, cuando el dictador libio está entre la espada y la pared, cuando actúan? ¿Es que hace unos meses no vulneraba los derechos de sus ciudadanos? ¿O es que es precisamente ahora cuando está en juego su petróleo? Ya se oyen voces diciendo que van a llevarlo ante el Tribunal Penal Internacional (lo cual me parece perfecto), pero… ¿por qué no se lleva también a dicho Tribunal a los posibles responsables de determinados actos como los ocurridos en la franja de Gaza, o casos de muertes de periodistas como por ejemplo el caso de José Couso?
    Pero no, quizá esas cosas ya no interesen, pues al menos por lo que parece, están bajo control. Y así, de esa forma, la ciudadanía del mundo entero tenemos que observar impertérritos cómo por ejemplo Simón Peres, presidente de Israel, va dando la mano a un montón de gente que le va regalando sonrisas (políticos, deportistas, empresarios…) mientras que por lo que parece su país sigue sin cumplir determinadas resoluciones de Naciones Unidas. Pero si vamos a la hemeroteca, posiblemente descubriremos también muestras de cordialidad de los mandatarios mundiales ante personajes como el dictador guineano Obiang Nguema o el ya desparecido Pinochet, entre otros muchos individuos de esta índole.
    Por cierto, se han dado una prisa enorme en condenar y poner sanciones al dictador libio (de lo cual vuelvo a reiterar que me alegro), ¿pero por qué no se han dado tanta prisa y han sido mucho más eficaces a la hora de solucionar el drama de los refugiados que están atravesando la frontera de Libia con Túnez? Es cierto que estos refugiados no llevan un pozo de petróleo debajo del brazo, pero son personas y por lo tanto lo más importante a proteger en cualquier conflicto… ¿o no, señores mandatarios mundiales?
    Y un último apunte, ¿se acuerdan de Myanmar, aquel país asiático en el cual su junta militar acabó con todas las protestas de forma cruel y salvaje? ¿Los han llevado ante el Tribunal Penal Internacional, o siguen gobernando aquel país? ¿Será que no existen grandes intereses petrolíferos en Myanmar?
    Bien, pues así va el mundo y, en cierto modo, así nos va a todos.

Víctor J. Maicas.
*escritor.

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