sábado, 30 de julio de 2011

Daniel Gorosito Pérez. Artículo.



ENCUENTRO CON WASHINGTON…
                   ¿LA INDIGNACIÓN DESESTABILIZARÁ AL MUNDO?
Hace unos años el politólogo y geopolítico francés Dominique Moïsi, catedrático de la Universidad de Harvard y el Colegio de Europa e integrante del grupo Bildenberg, publicó un libro en el cual sostenía que posterior al ataque terrorista del 11-S la política internacional se ha regido por el “Choque de emociones”. Recordemos lo que con anterioridad su colega de Harvard, Samuel Huntington llamó el “Choque de civilizaciones”.
Pero según este hijo de un sobreviviente de Auschwitz, el miedo predominante en Occidente, la humillación y exclusión padecida por los pueblos musulmanes sumado a la alucinante esperanza que suscita el crecimiento económico en Asia, son las fuerzas principales cuya interacción definirá la geopolítica mundial, tanto  o más que las tensiones de identidad, el declive de algunas potencias y el ascenso de otras, la lucha por los recursos naturales o la creciente privatización de la violencia.
Hoy Moïsi debería agregar al miedo, la humillación y la esperanza presentes en su obra una cuarta emoción: la indignación. Un tsunami de indignación llega y golpea algunas costas del mundo. Aunque las causas no sean las mismas de los que protestan en España, México, Marruecos o Grecia entre otros, estas tienen su origen en sensaciones similares: el desencanto, la creciente ola de desconfianza, una gran frustración y un amargo desengaño.
Lo cierto es que entre estas protestas hay un denominador común que no puede ser ignorado, la idea de que en el mundo algo está fuera de orden y la sensación real de que quienes deben conducirlo correctamente no están haciendo de forma adecuada su labor.
Si bien es justo decir que algunos de los grupos de “indignados” no tienen bien claro que se debería hacer para cambiar la situación y a veces se carece de una agenda coherente así como de un liderazgo que pueda “aterrizar” las emociones en una hoja de ruta que ayude a llegar a los objetivos deseados.
                                                                                                                                     
La realidad es que a estas movilizaciones en diferentes puntos del planeta no se les puede ni debe subestimar; ni a ellas ni a la convulsión que pueden generar tanto en sus propias sociedades como en el exterior.
 Sabemos que la indignación no es suficiente para cambiar al mundo, pero respondiendo al título de este análisis me atrevo a decir que es una emoción lo suficientemente fuerte que si crece puede desestabilizarlo
          ¡Hasta el próximo encuentro…!
    
 Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez
Desde Uruguay
                                                           
e-mail:danielgorosito@prodigy.net.mx.

martes, 26 de julio de 2011

Daniel Gorosito Pérez. Poesía







MÉXICO CIEGO

La voz se traga las palabras,
retumba un grito agonizante.

Sopla el viento de la muerte.

Mientras,
los dioses dormitan
a pesar de la fiesta del grillerío.

Nervios ocultos bajo la piel urbana,
el moho cubre un pueblo entero.

Las tumbas las lava la lluvia.

Gotas extraviadas
rimando mil tormentas
en versos acuosos.

El dolor corre por las mejillas.

Mictlantecuhtli tiene mucho trabajo,
los periódicos venden mentiras
en un país que vive sin ojos.

Daniel Gorosito Pérez.
Desde Uruguay.

Víctor Marchán. Artículo






DERECHO A EQUIVOCARNOS

    «En mi opinión, el más inteligente es aquel que se llama a sí mismo “tonto”, aunque sólo sea una vez al mes». Esta frase, escrita por Fiodor Dostoievski hace ya cerca de siglo y medio (aparece en su relato Bobok, por si le interesa a alguien) me viene con cierta frecuencia a la cabeza.
    Claro que yo voy un poco más lejos y, directamente, no me fio de nadie que no reconozca hacer, al menos, una tontería a la semana. Quienes me conozcan un poco tal vez dirán que escribo esto para justificar ir a tontería diaria… y subiendo (no les culpo). Y quienes me conozcan un poco más quizá me manden algún correo rogándome que deje de leer autores muertos y salga a que me dé un poco el aire.
    Me temo que a ninguno de ellos les faltaría razón.
En cualquier caso parece que hoy en día es casi inconcebible que alguien lleve a cabo ciertos ejercicios de autocrítica. Aunque no seamos más que «bípedos implumes» (Platón) o simples «virus con zapatos» (Bill Hicks), los humanos hemos desarrollado (a la par que pulgares prensiles, la capacidad de pensamiento abstracto y un oído interno tan sofisticado que sólo escucha lo que quiere), un ego desproporcionado para unos seres que no hace tanto eran incapaces de incorporarse sobre sus cuartos traseros.
    El problema es que por mucho que tratemos de ignorar o justificar nuestras tonterías ocasionales, más o menos periódicas, éstas no pasarán desapercibidas a los ojos de los demás. Y, salvo que se trate de buenos amigos, difícilmente nos hablarán de ello porque quien ignora que ha cometido un error lo volverá a cometer. Táchenme de misántropo, pero creo que se sorprenderían de cuanta gente se regocija cada vez que los ve tropezar; por no mencionar a los que lo esperan con impaciencia para sacar tajada.
    Y no hablo ya (que también) de tonterías tan repetidas por todos y todas que casi se han convertido en un cliché, como volver con una antigua pareja o beber de más en una cena de empresa, no; hablo de algo bien distinto, hablo de una de las mayores y más recurrentes tonterías, hablo de permanecer callados.
    Interprétenlo como quieran: desde no confesar a alguien hacia quien nos sentimos atraídos cuáles son nuestros sentimientos, hasta mantener la boca cerrada ante agresiones a terceros cometidas delante de nuestras propias narices, pasando por no admitir que ese molesto y sospechoso olor en el ascensor es culpa nuestra, o ……… (en fin, rellenen ustedes la línea de puntos).
    Siendo el “quien tiene boca se equivoca” algo cierto, creo que lejos de asimilarlo correctamente, lo hemos llevado demasiado lejos.
    ¿Quien tiene boca se equivoca? Bien, ¿y cuál es el problema? Tenemos derecho a equivocarnos; dejemos el “derecho a permanecer en silencio” para cuando nos esposen y permitámonos correr el riesgo de meter la pata de vez en cuando. Claro que ciertos errores serían más llevaderos y más fácilmente corregibles si los reconociéramos y nos llamáramos a nosotros mismos “tontos”, al menos una vez al mes.
    Podríamos empezar por ahí.

Víctor Marchán.
Desde Madrid, España.

jueves, 21 de julio de 2011

Daniel Gorosito Pérez. Poesía



EL OTRO

Yo soy el otro.
Rimbaud

Los quejidos
y lamentos del otro,
no los oigo.

Me importa poco,
su color, credo, nacionalidad.

Es mi hermano,
es el otro.

La voz del otro no se escucha,
no tiene donde.

¿Por qué?
Porque lo ignoro,
o simplemente soy de los sordos
que no quieren oír.

Su mirada es la mía,
su voz es mi voz.

Aunque, no lo reconozco.
es el hilo conductor
de una humanidad,
que se deshilacha,
en vez de ser madeja,
unida, compacta,
uniforme en la diversidad.

La sombra del otro,
me cubre de penumbras la conciencia.
El otro me mira,
con una mirada misteriosa,
compasiva, misericordiosa,
amorosa, viva…

Son mis ojos.

Yo soy el otro.


Daniel Gorosito Pérez.
Desde Uruguay.

Víctor José Maicas. Artículo



ESCANDINAVIA: NATURALEZA Y BIENESTAR.


    Es difícil encontrar en cualquier otro lugar del mundo una armonía entre naturaleza y bienestar como el que se produce en estos países del norte de Europa. Un lugar en donde la solidaridad está presente tanto entre los individuos que allí viven, como la relación de éstos con su entorno natural.

    Por desgracia durante este principio del siglo XXI en lugar de imitar a estos países, la mayoría de los dirigentes mundiales se están dedicando a liquidar lo que todavía nos queda del Estado del Bienestar y, lamentablemente, siguen también sin adoptar medidas eficaces para conservar la naturaleza.
   Recortes sociales en infinidad de países y desastres nucleares como por ejemplo el de Japón, siguen ocupando las portadas de los medios mientras que, ni por asomo, se les ocurre a nuestros dirigentes tomar medidas contundentes contra la emisión de gases contaminantes o hacer desaparecer definitivamente los paraísos fiscales, así como otras medidas como podría ser aplicar eficazmente un impuesto a las transacciones financieras para de esa forma intentar no tener que desmantelar lo poco que nos queda de ese Estado del Bienestar
    Así pues, en esta ocasión les hablaré brevemente de lo que pude observar en estos países escandinavos a través de un mar diferente, de un mar sobrio y frío que sólo ofrece su cara más amable en los dos meses escasos en que dura su verano. Sí, estoy hablando del mar Báltico, cuyas aguas bañan, entre otras, las costas de Suecia, Noruega y Dinamarca. Las visité precisamente en esa época, en esa estación en la que la noche se confunde con el día, y en la que el sol se empeña día tras día en mostrar sus virtudes en detrimento de una oscuridad que apenas se deja entrever. Los paisajes son espectaculares y sus inmensos bosques verdes son acariciados por infinidad de riachuelos originados por el deshielo, iniciado unos meses atrás. Cada ladera de montaña deja caer sus lágrimas hacia un río que no lo es, puesto que los fiordos son parte de un mar que hace millones de años decidió adentrarse hacia el interior de aquellas tierras para, posiblemente, descubrir así su inmensa belleza. La naturaleza, sin lugar a dudas, se muestra en toda su plenitud en esta parte del planeta.
    Los frutos de sus árboles se mezclan con el aroma de sus flores, y atentos a todo esto se encuentran ellos, los glaciares, esas inmensas formaciones de hielo permanente que advierten a sus vecinos que aprovechen el tiempo, ya que su benevolencia no será eterna. El estallido de la época estival es todo un acontecimiento por estos lares, ya que el resto del año significa la eterna espera «de lo esperado». Se vive, se siente y se sueña de una forma diferente durante esos dos mágicos meses que todo lo envuelven de luz y calor, pues por lo que me comentaba la gente del lugar, el invierno es una época de recogimiento, de largas tardes en casa huyendo de ese frío polar que todo lo puede con sus temperaturas que rayan, en la mayoría de ocasiones, en la insolencia.
    Visité varias ciudades, pero hoy sólo les hablaré de un par de ellas. Una de las que más me impresionó por su belleza, fue sin duda Estocolmo. Su conglomerado de pequeños islotes, unidos entre ellos por una infinidad de puentes, le dan a la ciudad un cierto aire de hermanamiento con el mar. Su casco viejo, el Gamla Stan, mezcla la belleza de sus antiguas casas con la majestuosidad de su Palacio Real. Allí, si coincides en el horario, te puedes ver sorprendido por unos soldados con uniformes centenarios que pasan en formación por tu lado a la espera de realizar el típico relevo de guardia. Sí, el casco viejo de esta ciudad te sorprende a cada paso, mientras que sus innumerables canales te trasladan a infinidad de bosques dentro de la ciudad, demostrando una vez más el amor que estos pueblos sienten por la naturaleza y el mar.
    Pero no sólo Estocolmo me mostró sus encantos, pues también Copenhague lo hizo. Se dice de los daneses que son los latinos del norte, y la verdad es que así me lo pareció al visitar su capital. Quizá fue sólo una impresión, pero pude observar cómo en ella hay más vida en la calle que en el resto de ciudades de esta zona. Su antiguo puerto, El Nyhavn, es un hervidero de juventud al caer la tarde durante el período estival. Sus calles peatonales están repletas de gente, y el aspecto de las mismas y de sus casas se asemeja, salvando las distancias, a las de cualquier calle de Ámsterdam. La ciudad rebosa vida, y la mirada de sus gentes te contagia ese bienestar y seguridad que produce una sociedad sana en sus habitantes.
    Como más o menos mucha gente ya sabe, estos países están organizados en sociedades solidarias en donde todo el mundo ha de colaborar según sus posibilidades. Pondré un simple ejemplo: según me indicaron, aparte de que el Estado se preocupa en facilitarte el alquiler de una vivienda, cada inquilino paga la renta acorde a sus posibilidades económicas, con lo cual es el Estado el que, en caso de tener un sueldo bajo, te ayuda para conseguir pagar dicho alquiler. Lógicamente, si tu vecino tiene mucho más poder económico, no recibirá ninguna subvención por parte de éste. Esto sólo es un ejemplo, pero diré que es también el Estado el que ayuda a los jóvenes a que se independicen mientras están cursando sus estudios universitarios. Las madres tienen casi un año de permiso con sueldo al nacer sus hijos, y una vez pasado este tiempo, son ellas las que deciden si prefieren seguir educando a sus hijos un par de años más, a cambio de una lógica reducción de su salario. En todo caso, siempre tienen la elección de unas magníficas guarderías subvencionadas por el Estado.
    De todas formas, y a pesar de lo dicho, podría seguir enumerando un sinfín de ventajas que ofrece este Estado del Bienestar al que, según parece, ahora hay algunos que tratan de poner en entredicho, sin duda, en pos de instaurar en la sociedad actual ese neoliberalismo económico que tantos beneficios genera a los de siempre, es decir, a los más pudientes o, lo que podría ser lo mismo, a algunos de aquellos que en definitiva originaron esta reciente crisis financiera y que, paradójicamente, ahora en vez de hacerles pagar sus errores resulta que nos quieren hacer creer que todos los males provienen de todo lo público (precisamente “eso público” que les ha salvado el pellejo a unos cuantos). En fin, ver para creer.


Víctor J. Maicas
*escritor
Desde Castellón, España.

Enrique Arias Vega. Artículo




REPLIEGUE DE ESTADOS UNIDOS

Los Estados Unidos de Barack Obama han comenzado el repliegue de sus tropas y de su política geoestratégica coincidiendo, no por casualidad, con una etapa de crisis económica.
Ahora es la oportunidad de Europa de demostrar su supuesta talla militar y diplomática en un mundo en el que China aspira a ocupar el vacío que deja Estados Unidos.
Durante un siglo, los norteamericanos se han dedicado a solucionar problemas ajenos en todo el mundo, pero sobre todo en el viejo continente, al que salvaron en dos guerras mundiales y al que le resolvieron el peliagudo conflicto de los Balcanes.
El precio del desproporcionado esfuerzo bélico de EEUU ha sido un menor bienestar social interior del que merecían unos ciudadanos con el mayor PIB del mundo, para reproche condescendiente de los europeos, que han vivido espléndidamente a costa del sacrificio ajeno.
Mientras tanto, la ufana Europa ha sido incapaz de mostrar una estrategia militar común, con sus mandos más preocupados en cuestiones de competencia nacional y de destinos mejores que sus vecinos antes que en acciones bélicas mancomunadas y eficaces.
Pero si falla la política común sobre la inmigración, la bacteria e.coli, el conflicto palestino o el rescate económico de Grecia, ¿por qué iba a funcionar mejor la coordinación militar cuando eran otros los que nos sacaban las castañas del fuego?
Ese escenario parece haber cambiado. Ahora que EEUU se repliega para solucionar mejor sus propios problemas económicos y sociales, veremos qué podrá hacer sola una Europa cuyo bienestar se acaba y a la que no le sobrará dinero ni para poder defenderse.


Enrique Arias Vega
Desde Valencia, España

domingo, 3 de julio de 2011

Francisca Martínez Usero. Poesía




LA MENTIRA

“Vaciedad de vaciedades, todo vaciedad”.

La necedad es tu sendero
tras un caminar errante.
Donde las ansias te empujan
hacia el gran laberinto de la avaricia.

Apetitosos manjares, bañados en lujuria y pasión.
La bruma del desenfreno, ciega la realidad
de un instante, que se disipa como el aliento.
¡Engañosa imagen, la de este espejo!

Tú, la gran Babilonia, que oprimes
a la humanidad, hasta descuartizar sus sueños.
Haces que se postren ante ti, y arrastras con servidumbre
envuelta en suaves sedas de apariencia.

Desde un nacer… a un morir,
todo es una quimera… una falacia.
Somos esclavos de un sistema que oprime
nuestro corazón, con la droga del bienestar.

¡Mortífero poder! ¡Yo te desafío!

Porque pienso, porque existo… más allá.
En una lágrima… en un latido.

¡En mi Verdad!

Que bebe en las fuentes…
De la esencia de la vida.

¡EL AMOR!

Para quienes se amanceban y reposan en este lecho.


Francisca M. Usero.
Desde Murcia, España.

Víctor José Maicas. Artículo




CULTURA, LITERATURA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN.


    Ahora que se está celebrando una de las Ferias del Libro más importantes del mundo, como es la de Madrid, sería conveniente preguntarnos si la literatura recibe la atención que se merece.
    Este pasado fin de semana estuve de nuevo firmando ejemplares de mis novelas en la Feria del Libro de Madrid y pude comprobar nuevamente que, en teoría, todo el mundo apoya sin tapujos a la cultura y a todo aquello que ésta puede aportar a la sociedad, pero en la práctica, los hechos no se corresponden en absoluto con esas buenas intenciones (mientras dura la Feria sí hay mucha repercusión mediática, pero en cuanto termina, de nuevo vuelve el olvido), por lo que creo que deberíamos preguntarnos ya de una vez por todas si en realidad los grandes medios de comunicación promocionan como deberían tanto la cultura en general, como la literatura en particular.
    Pienso que al hablar de este tema en primer lugar deberíamos ser conscientes de que la mayor parte de los medios de comunicación suelen funcionar generalmente (si es que no son estatales) como cualquier empresa, es decir, a través de la promoción de sus productos para conseguir unos determinados intereses económicos que les permitan subsistir y, además, obtener beneficios. Pero a diferencia de otro tipo de negocios (pues a fin de cuentas casi siempre se trata de eso, de un negocio), los ingresos en este caso no se suelen obtener a través de la venta directa de un producto, sino por medio de contratos publicitarios que dependen del índice de audiencia del mencionado producto. Un producto, por cierto, que no vende más por su calidad, sino por la aceptación que obtiene del resto de la ciudadanía según su particular gusto.
Así pues, es justo ahí cuando los medios de comunicación convencionales ya se comportan como cualquier empresa, entrando en la ley de la oferta y la demanda, o mejor dicho en este caso, en la guerra de las audiencias. Y es precisamente en ese instante, y teniendo en cuenta todo lo expuesto hasta el momento, cuando podemos empezar a entender esa poca atención que los medios de comunicación en general prestan a la cultura y, en particular, a la literatura, pues por desgracia vivimos en un país en el cual los índices de lectura son muy bajos. Un país, por otro lado, en el que la cultura generalmente ocupa un segundo lugar, e incluso me atrevería a decir que hasta un tercer o cuarto lugar. No hay más que ver la escasa programación cultural que se ofrece (documentales de investigación, representaciones teatrales, programas literarios…) frente al ocio y, en especial, frente a la denominada “tele-basura” (Gran Hermano, Corazón Corazón, Salsa Rosa y otros muchos espacios de ésta índole).
    Pero aún así, y entendiendo al menos el porqué de esta situación (soy de los que piensan que para solucionar cualquier problema hay que entender por qué se produce e ir así a la raíz del mismo), considero que, aunque resulte en un principio algo utópico, todos los medios de comunicación sin excepción deberían por ellos mismos destinar unas determinadas horas dedicadas a la cultura en general. Sí, evidentemente considerar esto es, en principio y según están las cosas, una verdadera utopía, pero siempre hay una segunda opción que consistiría en que fuera el Estado el que, de alguna forma, intentara mediar en el asunto para conseguir una determinada regulación en ese sentido. Y no, no creo que, como algunos estarán pensando ahora, eso fuera una intromisión del Estado en los intereses particulares de las empresas, puesto que por una parte afectaría a todos por igual y, por otro lado, hay que tener en cuenta que algo similar ya se ha hecho al obligar a los medios de comunicación a no emitir “tele-basura” en el horario destinado a la audiencia infantil.
    Como anécdota, y al hilo de lo que estoy diciendo por si pudiera servir de ejemplo, recuerdo que en mis tiempos de infancia me acostumbré, quizá porque en aquellos años no existía más oferta televisiva, a ver aquel mítico programa llamado “Estudio 1” en donde se nos ofrecían diversas obras teatrales de gran calidad. Sí, posiblemente debido a mi corta edad me acostumbré a ver dicho programa porque no tenía otra opción, pero lo cierto es que fue a partir de entonces cuando empecé a disfrutar del teatro y con la cultura en general.
    Es evidente que casi todos los niños prefieren jugar a ir al colegio, razón por la cual tanto los padres como los profesores les hacemos entender, o al menos lo intentamos, que la base de sus conocimientos repercutirá en su futuro más inmediato, pero si decimos esto a nuestros hijos… ¿por qué no nos aplicamos eso a nosotros mismos a la hora de culturizarnos, aunque ya estemos en edad adulta? ¿Por qué no somos capaces, como sociedad, de seguir acumulando conocimientos para de esa forma tener un mayor criterio a la hora de valorar todo aquello que sucede a nuestro alrededor?
    Aunque quizá, en esto de culturizarnos, tenemos que reconocer también que no es precisamente a nuestros dirigentes a quienes más les interesa una población culta y con criterio. Sí, es evidente que quieren buenos profesionales, pero simplemente en su materia, y me explico. Quieren médicos que sean grandes investigadores o ingenieros capaces de hacer espectaculares edificaciones, pero enseñar a la ciudadanía a preguntarse el porqué de todo y a dotarnos de una amplia cultura general, eso ya es otra cosa. Pienso que no les interesan ciudadanos con el criterio suficiente a la hora de valorar sus políticas, de ahí que prefieran que la ciudadanía utilice su tiempo en saber si un pobre diablo le ha puesto los cuernos a su pareja en lugar de ver, por ejemplo, lo que realmente sucede en Oriente Medio o lo que ha ocurrido en la “revolución social y ciudadana de Islandia”, de la cual por cierto, apenas se ha dado información no sea cosa que ahora a la mayor parte de los ciudadanos les dé por hacerse un sinfín de preguntas y como consecuencia de éstas se les ocurra a todos “pensar”.
    Y si me lo permiten, me gustaría hacer un último apunte en este tema de los medios de comunicación y la literatura en particular, pero en este caso dirigido a los medios locales. Recuerdo que en mis inicios como escritor, en una ocasión acudí a una televisión local debido a que el presentador de un programa cultural había leído una de mis novelas (en este caso concreto era “La República dependiente de Mavisaj”, mi segunda novela). Bien, pues tras casi una hora de entrevista, dicho presentador se dirigió a la audiencia diciendo abiertamente y sin tapujos, que le había sorprendido tan gratamente mi novela que no entendía cómo no éramos capaces de arropar más a nuestros creadores locales ya que muchos de ellos no tienen nada que envidiar respecto a autores ya consagrados incluso a nivel internacional. Es curioso, pero fue entonces cuando comprendí que el problema de muchos autores en sus inicios no es que no tengan la suficiente calidad, sino que los medios de comunicación locales, que son los de más fácil acceso, ni tan siquiera se suelen molestar en intentar leer su obra para así poder valorarla realmente. Evidentemente no son todos, pero la mayoría prefieren ir a lo cómodo, es decir, a leer lo que todo el mundo lee, por lo que por desgracia la célebre frase que dice “nadie es profeta en su tierra” (al menos en sus inicios), seguirá instalada en el refranero popular por los tiempos de los tiempos.

Víctor J. Maicas.
*escritor.
Desde Castellón, España.

Enrique Arias Vega. Artículo






Los Niños Saharauis


    Nunca he entendido la estancia fugaz de niños saharauis durante unos veranos placenteros en España para regresar luego a la miseria de los campamentos de refugiados en Tinduf. ¿Qué ventajas les reporta?
    Por eso, comprendo a la señora Rosa María Sánchez, quien ha prolongado indefinidamente la estadía con ella de Saltana el Bardi, su hija de acogida, aun al coste de ser condenada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
    Por supuesto que es punible privar de su retoño a una madre biológica. ¿Pero no lo es también impedir el bienestar, la formación y el desarrollo de miles de niños abocados al hambre, al sufrimiento y a una vejez prematura en Darfur, Haití, Sierra Leona y tantos sitios más?
    No se trata del ominoso y retorcido argumento con el que se han robado muchos niños a sus padres legítimos, afirmando que tendrían un futuro más digno con sus secuestradores. En absoluto. Pienso, tan solo, si no sería mejor para muchos niños saharauis estudiar en España y pasar los veranos con sus padres en Tinduf, y no al revés. Lo de ahora es como mostrarles un caramelo para arrebatárselo casi de inmediato.
    Sé que con ello tranquilizamos nuestras conciencias, lo que resulta a todas luces honesto. No sé, en cambio, si es tan loable la actitud de los dirigentes del Sahara al mantener a sus niños en campamentos insalubres como rehenes de su causa independentista. Y lo mismo podría decirse de los sátrapas árabes que derrochan petrodólares en fastos suntuosos en vez de dar educación a los niños de los refugios de Gaza y Cisjordania.
    Y es que muchas veces los culpables de la indigencia no son aquellos que lo parecen a simple vista.


Enrique Arias Vega.
Desde Valencia,España.

Francisca Martínez Usero. Poesía





JUSTICIA ETERNA

He mirado al mal a los ojos…
Y me ha cegado su abominación.
¡Crueldad sin límites! ¡Abismo de desesperación!
Se me hiela la sangre, aterida en horror.

Cuando se abren las puertas del Infierno,
sólo cabe temer una cosa:
¡La destrucción total!
La aniquilación del hombre y con él, su raza.

¿Dónde estáis falsos profetas?
Alimañas, que corréis con vuestra ignominia.
Entrañas carcomidas, despojos pestilentes.
¡Mirad vuestra obra, contemplad vuestro hacer!

Convertisteis en lobo al hombre…
Para el hombre.
Nunca saciareis el ansia de poder,
inoculando el veneno del odio y fanatismo.

En vuestras pupilas se refleja
la antigua y nueva Jezabel,
meretriz a cuyos pechos…
Se amamanta la Bestia.

No escapareis de vuestro pecado,
la condena será eterna.
No miréis al cielo, que no os escucha,
seréis devorados por vuestra propia maldad.

Entonces será mi hora…
Entonces y sólo entonces.
¡Hallaré la Justicia! ¡Hallaré la Paz!

Mientras… oro en silencio.
En el advenimiento de la VERDAD.




A todos los malvados de este mundo, que es mi mundo.

Francisca M. Usero.
Desde Murcia, España.




Francisca Martínez Usero. Poesía




¡MALDITA SEAS!

¡Maldita seas hoy, y para siempre!
Cruel y despiadado verdugo,
que te ensañas con lo bueno.
No soportas la bondad de un existir.

Contra natura, arrebatas al hijo
de la madre, perforando en dolor
un corazón, que solo está hecho para amar.
¡Oh, sangre de mi sangre! ¡Oh, vida de mi vida!

Masacras al mundo con catástrofes, guerras,
y en carcajadas de hediondez te recreas.
Tu fétida fragancia cubre la faz
de la tierra, ensanchando tus dominios.

Tú, que siegas de un tajo las ilusiones
de un niño, ¿Qué placer te procura
sembrar tanto horror? ¿Equilibrio?
¿Fin de un ciclo? Tal vez no.

A veces te equivocas de puerta
obstinada sin razón, abismo de tinieblas
donde la podredumbre es tu lecho,
centinela del infierno… Cautiva de tu maldad.

Sorda y despiadada a gritos de clemencia,
repudiada del mundo como la mayor ramera.
La infinita soledad te corroe,
y la envidia más infame… Por tu hermana.

Me arrebataste el cielo en la tierra.

¡Maldita seas por toda la eternidad!



En tierno recuerdo a mi Sisi. 22/3/2011


Francisca M. Usero.
Desde Murcia, España.


Enrique Arias Vega. Artículo.





Los Deshonestos (Por Fin) Pagan


    La dimisión de Strauss-Kahn de su puesto en el FMI tras la presunta violación de una muchacha es el síntoma de que algo muy importante está cambiando. Hasta ahora, los acusados de cualquier delito se aferraban a sus cargos como posesos.
    Tampoco la corrupción política pasaba factura. El Parlamento francés de la época de Mitterrand dictó dos amnistías generales a la financiación ilícita de los partidos. Recientemente, en cambio, la ministra Alliot-Marie hubo de dimitir por haber recibido agasajos del sátrapa tunecino Ben Alí. Hasta al italiano Berlusconi sus variados y repetidos desmanes acaban de costarle un varapalo en las urnas.
    En España todo esto aún no sucede: el ex jefe de personal de Canal Nou, Vicente Sanz, denunciado por acoso sexual, ha conseguido jubilarse como si nada. Tampoco el caso Gürtel ha conmocionado a los electores, aunque Camps y Esperanza Aguirre se hayan dejado unos cuantos votos en la gatera.
Cada día que pasa, sin embargo, los partidos políticos se desprenden un poco más de dirigentes pringados por acusaciones delictivas: el senador cacereño González Melitón, por ejemplo, dimite "para poder defenderse" del delito de abuso de menores, y el concejal linense Antonio Torres, del de fraude.
    Se trata de un proceso incipiente, claro, pero constante. Si a iniciativa del movimiento de Indignados se logra que las listas electorales no puedan llevar personas imputadas, nos libraremos de un montón de gente dudosa que, si demuestra luego su inocencia, puede volver a la actividad política tan ricamente. Si no, a ganarse la vida como cualquier hijo de vecino.


Enrique Arias Vega.
Desde Valencia, España.
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