UNA NOTA DISCORDANTE
Yo, que soy un número en tu elenco
y que afortunadamente aún pienso,
te aseguro… ¡No me adoctrinarás!
¡TE PROHIBO, PROHIBIR!
Negrero de conciencias
de lengua viperina, que inoculas
el entontecimiento de masas,
sin antídoto que lo remedie.
Mira por dónde…no balo “alii voluptatem”.
Sino “ad libitum per me”.
¿Quién eres tú? Antiguo Leviatán
que te atreves señalar, quien vive
y quien muere, como un carnicero…
Destruyes la vida que no te pertenece.
¡Lava tus manos de sangre inocente!
¡La misma que te condena!
No me digas: Que debo pensar,
comer, estudiar, trabajar, disfrutar…vivir.
No me engañes con milongas
de bienestar caduco, arruinado por tu insidia.
¡No eres de fiar! ¡No mereces mi voto!
No soy un indignado, ni un sindicalista, ni un juez,
ni un banquero…que se deje manipular.
No estoy en las rebajas, no tengo precio.
“Soy una nota discordante,
en la sinfonía del absurdo”.
Presumo de mi rebeldía, aunque me aplastes
bajo normas estúpidas, como quien las proclama.
¡Comparsa de políticos!
No asisto a vuestra verbena.
Os observo desde esta orilla,
la del sentido común, ese, del que adolecéis
encadenando esta sociedad…
A un amargo despropósito.
Sois la defecación de un siglo, paupérrimo en el sentir.
Un insulto a la inteligencia.
¡Pobre humanidad!
No te libras de la lacra de la esclavitud.
Para todas las personas de bien…
Que afortunadamente son muchas.
F. M. Usero.
Desde Murcia, España.
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