domingo, 11 de diciembre de 2011

Ana María Martínez. Poesía.




CARTA A UNA MUJER

Va, para todas esas mujeres que
 de alguna forma sufren maltratos de sus parejas.

No permitamos que haya otra víctima más
 por manos de los que NO saben amar,
 respetar y valorar a esa mujer que en su día lo amo,
hay que prevenir educar y concienciar a la población.
Aun existen hombres que siguen siendo machistas y dominantes.
La solución no es tratar de ocultarlo sino solucionarlo.

Hay que poner fin a toda esa discriminación
y de incomprensión de todo aquel necio
que aún piensa que la mujer no tiene derechos.
Esto es un dolor que nos infecta y a otros nos afecta.
Es más hombre el que llora que el que maltrata.

Tus ojos nublados delatan tu cuerpo.
Una y otra vez arde el dolor en tu piel.
Una y otra vez el horror de todos los días.

Mujer.. no esperes a llorar asomada a la ventana
esperando que por ella pase la solución,
tú, solo tú puedes poner fin a esos ultrajes.
¿Cuánto tiempo más vas aguantar que escupan a tu alma?
¿Por qué morir por sufrimiento?

Tienes que tener valor ahora para después tener calidad de vida.
Si, amiga, mía,no permitas que sus palabras
 hagan daño a tu propio ser,
no permitas que te levante la mano,
para tomar el control de tu propia vida.
Ya es hora de programar tus mejores sueños y deseos.

Aléjate al primer insulto y vejación,
esto es el principio de lo que luego te puede venir,
no esperes a estar muerta para tener razón,
por ese monstruo disfrazado de hombre,
donde pasea por las calles como si fuera normal.
Eres mujer vestida de rosas y tu alma de espinas,
poco a poco va muriendo tu confianza
y la autoestima, tu mente no despierta.

No lo vivas en silencio, tú y solo tú
puedes poner fin a ese sufrimiento.
Levanta tu mirada…y mira al frente,
verás que no estás sola, levanta la cabeza y no calles,
y proclama…
que a esta alma mía,
ya no se toca,
ni se viola,
ni se mata.


Ana Mª Martínez.
Desde Valencia, España. 




1 comentario:

  1. Mucha verdad tiene, pero haremos caso o aprenderemos a tratar a la mujer como se merece. Ana Maria, gracias.

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